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Devocional 1 Timoteo 6:3-10

todayjunio 3, 2019 2835

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Si alguno enseña una doctrina diferente y no se conforma a las sanas palabras, las de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido y nada entiende, sino que tiene un interés morboso en discusiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, y constantes rencillas entre hombres de mente depravada, que están privados de la verdad, que suponen que la piedad es un medio de ganancia. Pero la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento. Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos. Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores.

(1 Timoteo 6:3-10)

 Cuando es necesario hablar con claridad y dureza Pablo lo hace sin dudar. Él le ha estado enseñando a su discípulo la importancia de hacer central el Evangelio y honrarlo con el testimonio de vida. Le ha resaltado su deber de corregir a quienes se desvían de la Verdad y ahora termina haciendo un diagnóstico de quienes se alejan de estas verdades y las rechazan:

Si alguno no está enseñando la doctrina que el Señor Jesús nos dejó (Su Evangelio) está ciego, envanecido, no entiende nada, está privado de la verdad y por eso lo que busca es la ganancia personal y no la piedad.

Cuando ponemos nuestro corazón en otras cosas, y no en Cristo. Cuando Él no es nuestro supremo tesoro, esto es lo que sucede. Estos personajes que  pretendían ser maestros en Éfeso solo producían contiendas, pleitos, envidias y celos, y la causa de esto es que Cristo era su Señor pero solo de labios, su verdadero señor era el dinero.

El verdadero creyente experimenta contentamiento, lo cual no es conformarse con lo que uno le ha tocado en la vida, sino estar plenamente satisfechos en Cristo.

PARA PENSAR: ¿Estamos satisfechos en Cristo? ¿Es Él nuestro tesoro? ¿Pedimos al Señor que nos ayude a discernir a estos falsos maestros? ¿Estamos agradecidos por quienes nos sirven por amor a Cristo?

 

 

Sebastian Winkler (213)

Sebastián Winkler. Discípulo de Jesús, esposo de Karina y papá de Julia y Emilia. Profesor de Lengua y Literatura. Estudia la diplomatura en Biblia y Teología en el Instituo de Expositores de Argentina. Sirve en la Iglesia Bíblica Lincoln; colabora en Soldados de Jesucristo y es el autor del blog: engraciaysabiduria.com

Escrito por Sebastian Winkler

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