Tiempos sin resolver
Los tiempos sin resolver a menudo duran más de lo que deseamos. Al igual que los discípulos que vivieron con miedo y confusión mientras Jesús estaba siendo juzgado y crucificado, nos preguntamos cuándo y si la pesadilla terminará alguna vez. ¿Cuándo volverán las cosas a como estaban? En lugar de anhelar los días del pasado, Dios nos llama a buscar su presencia aquí y ahora. Recordar quién es Él y de quién somos estabiliza nuestros corazones y transforma nuestra perspectiva.
Dios es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre presente en problemas. Por lo tanto, no temeremos, aunque la tierra ceda y las montañas caigan en el corazón del mar, aunque sus aguas rujan y hagan espuma y las montañas tiemblen con su oleaje. – Salmo 46: 1-3
Oración:
Señor, los tiempos inestables parecen asentarse en mí como una manta húmeda, me agobian y me exponen a cada viento frío que sopla. Recuérdame que soy tuyo y que eres mi refugio y mi fortaleza. En el nombre de Jesús oro, amén.