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En Gracia y Sabiduría

Un Reino más exigente, de corazones cambiados

todayjunio 9, 2022 113

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Lectura: Lucas 16:16-17 (LBLA)

La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él. Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley. www.lbla.com

 Jesús ha hablado acerca del Reino de Dios, y aquello que caracteriza a sus súbditos. No la auto justicia, sino el reconocimiento de su necesidad, no el amor al dinero sino la generosidad, no el juicio, sino la misericordia.

La encarnación del Hijo de Dios es el punto de inflexión de la historia de la humanidad, aunque este grupo de religiosos no lo entendieran. El Reino de Dios no es para unos pocos que se aferran a rituales pomposos. No, el Reino de Dios es para todos. El Reino de Dios abre sus puertas de manera especial para aquellos a los que siempre se les dijo que no tenían lugar en él. Las puertas del Reino estarán abiertas incluso para los no judíos.

Como hemos dicho, el mensaje del Evangelio hace que nosotros reconozcamos, en primer lugar, que la entrada al Reino de Dios es por invitación. Los que decían ser parte de él creían haber logrado los méritos suficientes para serlo. Y Jesús les revela su ignorancia y miseria.

Este Reino, es un Reino que no se rige por lógicas religiosas humanas. Es un Reino de gracia y misericordia.

Y una de las muestras más grandes de esa gracia y de esa misericordia es la manera en la que los que entran en él son limpios de sus pecados y capacitados para una vida santa. Porque el Reino de Dios no deroga la Ley de Dios, ni sus mandamientos. Por el contrario, eleva la medida. No basta con comportamientos externos, Dios mira y juzga nuestros corazones.

¿Por qué las exigencias de este Reino son mayores? Porque a aquellos que Dios llama, los limpia y les da los medios para vivir ahora una vida santa, una vida conforme a un corazón cambiado.

Por eso Jesús dice que no alcanza con lo que aparentamos… El Evangelio se trata de lo que somos. Y somos distintos a quienes éramos. Hemos sencillamente, nacido de nuevo.

El engaño de la religión puede hacernos creer que seguir a Jesús se trata de “hacer” ciertas cosas, pero los verdaderos hijos del Reino ven transformado su “hacer” porque lo que ha sido transformado es su “ser”.

PARA PENSAR: Pide al Señor que Él siempre examine y obre en tu corazón, que Su Palabra te ayude a renovar tu ser interior. Esa es la obra de Dios. Eso es lo que distingue a los habitantes del Reino.

Sebastian Winkler (213)

Sebastián Winkler. Discípulo de Jesús, esposo de Karina y papá de Julia y Emilia. Profesor de Lengua y Literatura. Estudia la diplomatura en Biblia y Teología en el Instituo de Expositores de Argentina. Sirve en la Iglesia Bíblica Lincoln; colabora en Soldados de Jesucristo y es el autor del blog: engraciaysabiduria.com

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Escrito por Sebastian Winkler

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