Esta historia NO ha terminado
Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de adorar a Jesús, regresaron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el templo alabando a Dios.
Devocionales de la Palabra de Dios, enfocados en el evangelio de la Gracia de Cristo.
Escritos por Sebastián Winkler.
“Escrituras tomadas de La Biblia de las Américas Copyright 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso; todos los derechos reservados”
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Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de adorar a Jesús, regresaron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el templo alabando a Dios.
y les dijo: Así está escrito, que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día; y que en su nombre se predicara el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas.
«¿Por qué están turbados, y por qué surgen dudas en sus corazones? Miren Mis manos y Mis pies, que Yo mismo soy; tóquenme y vean, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como ustedes ven que Yo tengo».
Y sucedió que al sentarse a la mesa con ellos, tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; pero Él desapareció de la presencia de ellos. Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?
«¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acuérdense cómo les habló cuando estaba aún en Galilea, diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar».
Y las mujeres que habían venido con Jesús desde Galilea siguieron detrás, y vieron el sepulcro y cómo fue colocado Su cuerpo. Cuando regresaron, prepararon especias aromáticas y perfumes. Y en el día de reposo descansaron según el mandamiento.
Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: «Padre, en Tus manos encomiendo Mi espíritu». Habiendo dicho esto, expiró.
«Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en Tu reino». Entonces Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».
A otros salvó; que se salve Él mismo si Este es el Cristo de Dios, Su Escogido». Los soldados también se burlaban de Jesús, y se acercaban a Él y le ofrecían vinagre.