*Exhorto, pues, ante todo que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad.*
(1Timoteo 2:1-4)
El mandamiento (y distintivo) mayor de la fe cristiana es el amor. Un cristiano ama, porque ha sido amado. Y ama incluso a quien no lo merece, porque recuerda que él tampoco merecía el amor que ha recibido.
Y una señal de ese amor es orar.
Pablo exhorta a que se ore, por todos los hombres, para que el Evangelio del Señor Jesucristo los salve y traiga al pleno conocimiento de la Verdad (Cristo mismo).
Incluso llama a orar por las autoridades, que eran los responsables de la persecución de los creyentes. Es decir, Pablo recuerda el mandato del Señor: amen a sus enemigos.
Qué el Señor siempre nos ayude a orar, por todos los hombres, por las autoridades, por nuestros perseguidores. Para que conozcan a Nuestro Precioso Salvador!
Dios te bendiga! Y oremos los unos por los otros!