El Problema no es el Extranjero sino Nuestra Perspectiva

En estos días en las redes sociales hay cierto alboroto por un video donde aparece un ciudadano no dominicano animando a la su población a tomar la justicia en sus manos cuando la justicia dominicana no les favorezca.

Ante esto se me ha preguntado que deberíamos hacer como iglesia.

A continuación, le muestro el Espíritu del Señor a través de la Biblia:

 

¿Qué debemos hacer?

 

1-La biblia dice que nunca debemos tomar la justicia en nuestras manos.

 

2-Orar por nuestros gobernantes para que Dios les de sabiduría y puedan llevarnos a una vida social de paz y quietud. Romanos 13 y 1 Timoteo 2.

 

3-Amar y cuidar al extranjero. Tal cual como se nos indica tanto en el Antiguo Testamento (Éxodo 22:21), y el segundo mandamiento de la ley nos ordena: “…y amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

 

4-El problema no son todos los extranjeros, (Pues los buenos siempre serán una bendición. Nadie se queja cuando por un buen trabajo paga mucho menos por haber contratado mano extranjera) De manera que el problema no es el extranjero sino el pecado. Si contra alguien tenemos que luchar es contra nosotros mismos cuando no queremos sujetarnos a la Palabra de Dios. Si queremos luchar, luchemos contra el pecado predicando el evangelio a todos, dominicanos y extranjeros, Pues si tenemos extranjeros cristianos ellos serán nuestros hermanos y nos ayudarán en todos los sentidos a construir no un gobierno humano sino el verdadero gobierno que esperamos todos los que anhelamos el retorno de Cristo, la consumación del reino de los cielos.

 

5-Recordemos que las provisiones al final no son sólo el resultado de nuestros esfuerzos sino la manifestación de la gracia de Dios sobre nosotros. Si tenemos recursos es por Dios. No porque hayamos tenido una buena administración gubernamental, (Y de eso creo que todos los dominicanos estamos de acuerdo) y Dios puede proveernos siempre y cuando así lo entienda. El problema no son los extranjeros sino quien está detrás de todo esto satanás y nuestra carne que la mayoría del tiempo solo le interesa sus deleites.

 

Que Dios nos ayude a vivir bíblicamente intercediendo por nuestros gobernantes y conduciéndonos como verdaderos ciudadanos del reino de los cielos. Nunca olvidemos que todos los creyentes también somos extranjeros.

 

¡Bendiciones!