No hay motivo de orgullo
Todo lo que somos y todo lo que tenemos proviene de Dios. Desde nuestros rasgos de carácter innato hasta las fortalezas personales, las habilidades y los recursos, Dios es el dador y nosotros somos los destinatarios. La tendencia humana es olvidar que no nos hemos hechos nosotros a nosotros mismos, sacar a Dios de encima y convertirnos en los dueños de nuestra propia existencia. El comienzo de liderar como Jesús se da cuando reconocemos que no somos nuestros.
Sepan que el Señor es Dios. Es él quien nos hizo, y nosotros somos suyos; somos su pueblo, las ovejas de su pasto. —Salmo 100: 3
Oración:
Señor, nuestro Dios, reconocemos que nos hiciste y te pertenecemos. Nos creó de acuerdo con su diseño para su buen propósito y placer. Ayúdanos a recibir y reconocer con gratitud quién nos hiciste ser y a darte crédito por todo lo que logras a través de nuestros esfuerzos. Podemos exaltarte solo a través de nuestras vidas, tal como lo hizo Jesús. En su nombre oramos, amén.