La locura viral ha llegado y todos deberíamos hacernos la pregunta: “¿Cómo es amar a tu prójimo en este clima actual?” Probablemente todos hemos escuchado a estas alturas sobre el tipo que acumuló más de 17,000 botellas de desinfectante en su garaje. Mientras que algunos miran el brote viral y piensan: “Puedo sacar provecho de este desastre”. Otros salen y compran cantidades infinitas de papel higiénico mientras dicen: “Solo quiero asegurarme de que estemos listos”. Yo digo: “¡Ay, ¿para qué te estás preparando exactamente?!?” Si bien es sabio tener un nivel de preparación, me pregunto cuánto del acaparamiento es impulsado por el miedo o la codicia. En las próximas semanas espero ayudarnos a explorar cómo sería para nosotros amar a nuestro prójimo en medio de la locura viral.
Jesús y el abogado
Lucas 10 registra para nosotros una forma diferente de responder. Este intercambio épico entre un abogado y Jesús incluye quizás la parábola más conocida de Jesús. El abogado intentó probar a Jesús y justificarse a sí mismo haciendo algunas preguntas. Curiosamente, en lugar de responder a las preguntas, Jesús hizo algunas preguntas propias. Y al hacerlo, se nos proporciona una imagen increíblemente práctica de cómo es amar a nuestro prójimo. Al contrario, veremos que las preguntas del abogado no eran preguntas genuinas que buscaran respuestas honestas. Este hombre solo quería escuchar lo que quería escuchar. En cambio, Jesús le ofreció lo que necesitaba escuchar. Les presento que no ha cambiado mucho y necesitamos escuchar la misma respuesta honesta de Jesús en nuestros días.
El buen samaritano y la locura viral
La parábola del buen samaritano es tan relevante como el día en que fue dicha. Lucas 10 es un desastre similar al Corona virus que expone a la humanidad y revela en quién o en qué confiamos. Durante esta temporada de noticias interminables sobre cuarentenas y distanciamiento social, espero traerles otra perspectiva. Haríamos bien en obtener la perspectiva del Salvador cuando un desastre golpee a nuestro vecino.
Por hoy, los invito a leer lentamente la conocida Escritura sobre el famoso intercambio de Jesús con el abogado. Si el Señor quiere, espero comenzar a desempacar más en los próximos días en lo que se refiere a nosotros hoy.
Amar a tu vecino
Lucas 10: 25-37 Y he aquí, un abogado se puso de pie para ponerlo a prueba, diciendo: Maestro, ¿Qué haré para heredar la vida eterna? Le dijo: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lo lees?” Y él respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con toda tu mente, ya tu prójimo como a ti mismo”. Y él le dijo: “Has respondido correctamente; haz esto y vivirás “.
Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?” Jesús respondió: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones, que lo desnudaron, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Ahora, por casualidad, un sacerdote iba por ese camino, y cuando lo vio pasó por el otro lado. Así también un levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado. Pero un samaritano, mientras viajaba, llegó a donde estaba, y cuando lo vio, tuvo compasión. Se acercó a él y le vendó las heridas, vertiendo aceite y vino. Luego lo montó sobre su propio animal, lo llevó a una posada y lo cuidó. Y al día siguiente sacó dos denarios y se los dio al posadero, diciendo: ‘Cuida de él, y lo que gastes más te lo pagaré cuando vuelva’. ¿Cuál de estos tres crees que probó? ser prójimo del hombre que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: “El que le mostró misericordia”. Y Jesús le dijo: “Ve tú y haz lo mismo”.
Espera la continuación de este estudio
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