¿Por qué los Cristianos Sufren?

Cualquier cosa que el Señor permita o traiga a tu vida entra en su plan final para tu crecimiento espiritual. Para muchas personas el sufrimiento es un misterio. El sufrimiento no debería verse tanto como un misterio sino más bien como un ministerio. Dios tiene un propósito bueno en permitir que sus hijos sufran.

“Esto les causa gran regocijo, aun cuando les sea necesario soportar por algún tiempo diversas pruebas y aflicciones;  pero cuando 1a fe de ustedes sea puesta a prueba, como el oro, habrá de manifestarse en alabanza, gloria y honra el día que Jesucristo se revele. El oro es perecedero y; sin embargo, se prueba en el fuego; y la fe de ustedes es mucho mas preciosa que el oro!”  (1 Pe 1:6-7)

Cada cristiano experimenta periodos temporales de tentación y prueba (Juan 16:33; Fi 1:29; 1 Pe 5:10; 2 Co 4:17) En estos periodos de tentación, hay usualmente una gran diversidad  en cómo sufrimos. Sufrir nos puede afectar física, emocional, mental, espiritual, o financieramente así como a nuestra familia.

Aunque Dios no es el autor del mal, El usará cada experiencia de sufrimiento para beneficiar nuestras vidas.

1. Para fortalecimiento y para probar la realidad de nuestra fe  (Jn 1:2-4; 1 Pe 1:7).
2. Para disciplinarnos y educarnos (He 12:7, 5:8).
3. Para hacernos humildes y purificarnos (2 Co 12:1-9, 1 Pe 1:7).
4. Para hacer que maduraremos para ayuda de otros (2 Co 1:3-11).
5. Para probarnos la suficiencia de Su gracia (2 Co 12:9, 1 Pe 5:10).
6. Para hacernos aguardar y añorar el cielo (Fil 1:23)    

Los períodos de prueba son algunas veces muy severos. Pedro habla de esto como “Probarnos con fuego”, Pero ninguna tentación será tan severa que no podamos responder correctamente a ella. (1 Co 10:13).Hay algunos a los que Dios le llama a un ministerio especial de sufrimiento (Hch 9:15-16). Estas pruebas son relacionadas con el futuro (Ro 8:28).

Si soportan pacientemente, traerán honra y alabanza cuando el Señor Jesucristo se revele (Stg 1:12)

El secreto de la victoria, de la paciencia y de la resistencia en el momento de la prueba, es la reconfortante presencia de Jesucristo que experimentamos a través de la adoración personal a él (Job 1: 20-22; Fil 3: 8-10; 1 Tes 5:18). No nos paralicemos ante el misterio del sufrimiento, sino por la gracia de Dios, alegrémonos en el ministerio de sufrimiento.

Recuerda, El sufrió por nosotros.