Evitando el favoritismo

“Israel amaba a José más que a todos sus hijos, porque era para él el hijo de su vejez; y le hizo una túnica de muchos colores. Y sus hermanos vieron que su padre amaba más a José que a todos ellos; por eso lo odiaban y no podían hablarle amistosamente.”

Génesis 37:3-4 NBLA

Así comienza una de las historias más emocionantes y recordadas de la Biblia, la historia de José. Quisiera hablar de la singularidad de José o el costoso regalo de su padre, pero lo que más llama la atención aquí es el amor desproporcionado de Jacob hacia su hijo por encima incluso de los otros.

El devocional de hoy es especialmente para los padres de familia, pero también para los hijos.

José había tenido 11 hijos varones hasta la fecha y también mujeres, sin embargo, uno de ellos era especial porque era el hijo de su vejez y era de la mujer que amaba, Raquel, la que no había podido darle hijos por muchos años.

Jacob no ocultaba su favoritismo por José lo cual despertó la envidia de sus hermanos, lo que al mismo tiempo desembocó en una historia de tragedias que si bien estaban en el control soberano de Dios no debemos pasarla por alto el dolor y la amargura que le rodeó.

Este es un ejemplo de cuando no saber amar es peligroso, lo que muestra que incluso algo tan noble requiere sabiduría. Especialmente hoy en el contexto de la familia. Algunos padres suelen mostrar algún favoritismo por alguno de los hijos y eso termina siendo peligroso en muchos sentidos.

Puede que, por alguna experiencia, una condición especial u otra circunstancia, algunos padres inclinen mucho de su tiempo más a un hijo que a otro, pero no debe quedar duda que el amor que damos hacia ellos provienen de la realidad de que son nuestra descendencia y quienes extenderán nuestra heredad, por así decirlo.

Dios nos ha dado la familia como un regalo y es así como debemos verlo. En ella Dios nos da la oportunidad de amar a personas imperfectas y reflejar así el amor de Dios que ama a pecadores imperfectos.

No permitamos que nuestro favoritismo ponga en peligro lo que estamos supuestos a proteger y veamos más bien en los que Dios puso a nuestro lado la oportunidad de amar como Dios ama, aun por encima de los pecados y faltas.