Sufriendo para servir a otros

Más si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación.

2 Corintios 1:6

Cuando pasamos por un momento de tribulación o intensa prueba, siempre nos preguntamos el por qué; sin embargo, difícilmente podemos ver más allá de nuestro sufrimiento y cuánto nos afecta a nosotros. Pero, por increíble que parezca, nuestras aflicciones, aunque pueden ser incomprensibles, también pueden estar siendo la bendición que Dios está preparando para otros.

Las palabras de Pablo a los Corintios nos dejan ver la manera en que el Apóstol contempla sus propios padecimientos como un ejemplo para sus hermanos, al mismo tiempo que desde su experiencia podía ser una fuente de consolación. Una palabra de aliento puede ser muy útil cuando estamos sufriendo, pero lo es aún más cuando vienen de alguien que ha vivido lo mismo que nosotros.

El sufrimiento nuestro, al final puede ser individual, pero nuestra experiencia podrá ser la bendición a muchos. La soberanía de Dios dispone todas las cosas para su propia Gloria. Así que pregúntate no solo el por qué tu estas padeciendo lo que estás padeciendo sino la manera en que Dios te está entrenando o te está capacitando para que tu puedas, luego de salir de todo esto, consolar a otras personas que experimenten este u otro tipo de padecimientos.

Cambiar de perspectiva o verlo desde ese punto de vista nos ayuda a tener un poco más de consuelo en medio de la aflicción al saber que Dios puede usarla como una forma de servir a otros.

Finalmente, es en el evangelio donde tenemos el mayor ejemplo de sufrir para el bien de otros; nuestro Señor Jesucristo llevo todos nuestros pecados y nuestra maldad en la cruz del calvario y el beneficio lo recibimos aquellos que por la fe hemos confiado en Él, Todo el perdón completo de nuestros pecados.

Que bueno es poder entender que Dios también puede usarnos en ese mismo sentido: Para poder servir a otros por medio de nuestras aflicciones. ¡Que Dios nos ayude!