Es tiempo para volver a soñar

¿Cuál es tu sueño? Tal vez es uno que dejaste tirado a mitad del camino. O eso por lo que tanto trabajaste y, al final, lo dejaste guardado en el baúl del olvido. Podría ser ese sueño que tantas vueltas dio en tu cabeza, que te costó horas de desvelo, pero que lo viste esfumarse con las ilusiones que se llevó el viento.

¿Cuál es tu sueño? ¿No crees que vale la pena retomarlo? ¿No crees que vale la pena volver a soñar? Sí, ¿por qué no? Siempre es posible volver a comenzar. Pero no de cualquier manera, es hora de iniciar de nuevo tomados de la mano de Dios.

El gran luchador por los derechos civiles, Martin Luther King, dijo: “Yo tengo un sueño”. Y por ese sueño luchó, por ese sueño murió. La Biblia está llena de nuevos comienzos, de hombres y mujeres que sueñan, que creen que con Dios todo es posible. En la Biblia abundan los llamados a ensanchar las estacas, a soñar en grande.

Pero también en la Escritura abundan los ejemplos de aquellos que se sintieron incapaces, amilanados por la responsabilidad, abrumados por la carga extrema, por el trabajo difícil, por las puertas cerradas; y aun así Dios cambió sus perspectivas, refrescó su visión, les dio una actitud de confianza y dependencia en aquel que creó los cielos y la tierra, el Todopoderoso.

Ahora es un buen tiempo para volver a soñar. Es hora de dejar a un lado las actitudes pesimistas, es hora de sacudirse de esas lamentaciones y conmiseraciones que nos impiden avanzar. Es tiempo de creerle a Dios, de iniciar con visión renovada, con nuevas fuerzas.

La Biblia dice: “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán (Isaías 40:29-31).

Ese sueño tal vez se ha esfumado por falta de visión, porque –como dice la Escritura—donde no hay visión, el pueblo perece. Sin embargo, muchas veces tiramos la toalla por cansancio físico, emocional, por agotamiento espiritual. Cualquiera que sea nuestra situación, siempre debemos recordar que Dios reina.

Dios no desfallece si se fatiga con cansancio. Su entendimiento no hay quien lo alcance. Él es Dios y reina con poder. “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance” (Isaías 40:28).

Tal vez te dijeron que ya no hay esperanza, que es imposible volver a soñar. No obstante, a través de las circunstancias adversas, en medio de la oposición y el conflicto Él es Dios poderoso y sublime. ¿Habrá algo imposible para Dios?

¿Qué necesitamos entonces para soñar de nuevo? Necesitamos una visión fresca y el poder necesario para ejecutar esa tarea. La visión nueva, renovada, fresca, la da la palabra de Dios, la Biblia, y el poder lo recibimos del Espíritu Santo que mora en nosotros.

Jesús nos recuerda la clave, “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7). Permanecer en Dios es caminar en obediencia a su palabra, moverse en la dirección del Maestro, seguir sus pisadas.

La Palabra de Dios es lámpara a nuestros pies, es guía en nuestro diario caminar. Necesitamos aferrarnos al manual de Dios, a la Biblia. Y necesitamos movernos en el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros.

Después de la resurrección, Jesús les dijo a sus discípulos que no se movieran de Jerusalén. Esta orden implicaba quedarse quietos y esperar en el tiempo de Dios. Y allí, esperando en Dios, ellos recibirían el poder del Todopoderoso para desarrollar la visión.

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Y luego en el capítulo dos del libro de los Hecho de los Apóstoles vemos el derramamiento del poder de Dios.

Tal vez nosotros hoy necesitamos escuchar las palabras de Dios a Gedeón, un hombre lleno de miedo, cansado, agotado por el peso de las circunstancias. A él, Dios le dijo: “Jehová está contigo, varón esforzado y valiente” (Jueces 6:12).

Dios ve el potencial que hay en ti. Lo vio en la aparente derrota de Gedeón, en el odio de Pablo por los cristianos, en las inseguridades de Moisés, en los errores de Abraham, en los pecados de David, en la humanidad de Elías.

Dios nos sigue viendo con los mismos ojos de su gracia infinita. Ellos, y también nosotros, no son mas que hombres ordinarios en manos de un Dios extraordinario. Es su poder derramado en nuestra incapacidad. Su fuerza canalizada a través de nuestra debilidad.

¿No crees que vale la pena soñar de nuevo, tomados de la mano del Dios Todopoderoso? Dios le dijo a un Gedeón temeroso y sin visión: “Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?” (Jueces 6:14).

¿Crees que estás solo o sola? ¿Crees que Dios se olvidó de ti? No, Dios está con nosotros. Es tiempo de volver a soñar. ¿Cuál es tu sueño?