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Meditaciones

¿Quieres hacer las mejores inversiones?

todayseptiembre 24, 2022 88

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“Por tanto, si no habéis sido fieles en el uso de las riquezas injustas, ¿quién os confiará las riquezas verdaderas? Y si no habéis sido fieles en el uso de lo ajeno, ¿quién os dará lo que es vuestro?”

Lucas 16:11-12

Según el contexto de estos versículos la mejor manera de invertir nuestro dinero es utilizándolo para ayudar a extender en la tierra el reino de los cielos.

Sin embargo, la falta de fidelidad en los asuntos materiales en la tierra es un obstáculo para que recibamos las riquezas celestiales.

Pues la pregunta que se nos hace en el pasaje es que, si no hemos sido fieles en la administración de lo ajeno, ¿Qué haremos con lo que realmente nos pertenece por ser herederos de Dios?

¿Saben qué fue lo que le llevo al mayordomo de esta parábola y al hijo prodigo del contexto a malgastar y derrochar los bienes?

¿Acaso no fue el hecho de llegar a pensar que el dinero que administraban o habían recibido eran suyas y que podían disponer de ellas a su antojo?

Claro que sí.

Sin embargo, todas las riquezas de este mundo le pertenecen a Dios y utilizarlas en nuestros deleites personales seria derrochar y malgastar los recursos que Dios puso en nuestras manos para ayudar a los necesitados y ganar almas para Cristo.

¿Y saben en qué se constituye esta acción?

Se constituye en hacer de las riquezas nuestro Señor y amo pues trabajamos para ellas y vivimos para ellas, sin embargo, si trabajamos para tener que compartir con el que padece necesidad estaremos demostrando que en verdad nuestro único Dios es el Señor Jesucristo.

¿Por qué?

Por lo que dice Lucas 16:13, “Ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”

Por lo tanto, hermanos lo que aquí se enfatiza es que lo que nosotros con tanto cariño llamamos nuestro dinero, nuestra casa, nuestros bonos, nuestras acciones, nuestros certificados bancarios, etc., no es realmente nuestro.

Es un depósito confiado a nosotros para que lo usemos de tal modo que Dios pueda ser agradado.

¿Recuerdan lo que dijo Nabal? él dijo, “¿Tomaré entonces mi pan y mi agua y mi carne que he preparado para mis esquiladores, y darlos?”, etc. (1 S. 25:11). Evidentemente él pensó como cualquier persona en este mundo y tristemente perdió la vida por su egoísmo.

Además de esto la biblia nos enseña que no es sabio ir tras las riquezas porque tomaran alas como de águilas y volaran.

También debemos recordar que una de las cosas que dio evidencia de la salvación en el N.T. fue la acción de Zaqueo de dar la mitad de lo que tenía a los pobres y devolver cuatro veces más a todos los que había defraudado.

¿Y qué de Jesús que también les hace a los creyentes un llamado a no hacer tesoros en la tierra sino en el cielo?

Luego tenemos el ejemplo del hombre que había trabajado y acumulado mucho para sí mismo y luego le pidieron su alma, muriendo sin la esperanza de beneficiar a ningún familiar pues no tenía familia.

Lo mismo ocurrió con el rico insensato (Lc. 12:16–21), y con el administrador de nuestra parábola presente.

El apóstol Pablo dijo: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Co. 4:18).

Por eso hermano te aconsejo que después de que hayamos suplido las necesidades básicas de nuestras familias invertimos lo restante en la extensión del reino de los cielos en la tierra.

Hoy en día son muchos los que han perdido sus trabajos, ellos necesitaran de creyentes generosos que quieran compartir con los que padecen necesidad.

¿Seremos nosotros quienes ayudaremos o no?

Recuerda que ninguno de nosotros puede llenarse la boca diciendo soy un hijo de Dios cuando después de ver a un hermano padecer necesidad cierra contra el su corazón y le dice vete tranquilo a tu casa y descansa, cuando tiene con que ayudarle.

Hoy en día son muchos los cristianos que han olvidado su responsabilidad de ayudar con sus recursos personal, ven esto como una carga cuando debería ser un privilegio y una gran oportunidad, muchos son los que inmediatamente acuden a los pastores y a los diáconos para que la iglesia le ayude, en vez de asumir ellos la responsabilidad, el privilegio y la oportunidad para gozarse en ayudar a otros a quienes dice que ama.

Hermanos no amemos de palabra ni de lengua sino de hecho y en verdad. Amen

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Escrito por Juan Francisco Tejeda

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