Una amistad que no conviene

Oh almas adúlteras ¿No saben ustedes qué la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

Santiago 4:4

El llamado De Dios es radical, el Señor no recibe una devoción a medias. Si algo deja claro la Biblia es que, o pertenecemos completamente a él, aunque eso represente una lucha, o no le pertenecemos.

Como cristianos libramos varias batallas, en distintos frentes. Por un lado, nos enfrentamos al mayor enemigo de nuestras almas, el diablo quien nos tienta continuamente al mal, por otro lado, nuestra carne, los deseos pecaminosos que batallan dentro de nosotros, y un tercer enemigo, es el mundo, la vanagloria de la vida.

Cuando Santiago habla del mundo, no se refiere al aspecto geográfico solamente, al planeta en que vivimos, lo que está en su mente es un sistema de cosas, ideas, pensamientos, una filosofía de vida caracterizada por la búsqueda del placer temporal lejos de Dios y de sus caminos.

Una persona que vive para Dios, pero al mismo tiempo coquetea con el mundo es como un hombre que se ve a escondidas con otra mujer cuando está casado; la biblia llama a eso adulterio espiritual.

No podemos pertenecer a las dos aguas, o pertenecemos a Dios o pertenecemos al mundo. Dios no puede ser solo una opción, una alternativa de vida, algo que escogemos solo los domingos pero que el resto de días dé la semana apartamos a un lado para vivir como queramos.

Todo el que se hace amigo del mundo, el que considera vivir bajo esos estándares, se hace automáticamente enemigo de Dios, aun cuando con sus labios siga profesando pertenecer al Señor.

Que Dios nos ayude a vivir lejos de tal ambigüedad.