Conduciéndonos con Sabiduría

“¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tienen celos amargos y ambición personal en su corazón, no sean arrogantes y mientan así contra la verdad.”

Santiago 3:13-14 NBLA

La meta de todo cristiano es ser conformado a la imagen de Cristo y una de las formas en las que eso se ve es en la sabiduría que exhibe en las distintas circunstancias de la vida. La Biblia dice en proverbios que el principio de la sabiduría es el temor al Señor, pero la sabiduría siempre será evidente si es que realmente está.

Según Santiago, esa sabiduría está relacionada con la buena conducta y una actitud mansa, no altiva, ni pendenciera, ni grosera. De hecho, es lo opuesto a los celos y la arrogancia.

Un creyente con una fe verdadera debe ser caracterizado por una actitud mansa ante las otras personas.

Otra cosa que Santiago destaca como opuesto a la sabiduría es la ambición personal. La avaricia, el pasar por encima de los demás como si nuestros planes fueran lo más importante. Esto no debe ser así entre los que tienen fe verdadera.

Si hoy estás experimentando amarguras y celos en tu corazón o alguna ambición maliciosa, puedes pedir al Señor que te ayude y que te provea la sabiduría que proviene de lo alto, no la que es conforme a este mundo sino una que es indestructible, la sabiduría de Dios, así, no solo podrás encontrar gozo y paz delante de Dios sino también delante de los hombres.