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En Gracia y Sabiduría

Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista (2)

todayfebrero 2, 2022 255

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LECTURA: Lucas 1:5-25

Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, que tenía por mujer una de las hijas de Aarón que se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada. Pero aconteció que mientras Zacarías ejercía su ministerio sacerdotal delante de Dios según el orden indicado a su grupo, conforme a la costumbre del sacerdocio, fue escogido por sorteo para entrar al templo del Señor y quemar incienso. Toda la multitud del pueblo estaba afuera orando a la hora de la ofrenda de incienso. Y se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al ver lo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. Tendrás gozo y alegría y muchos se regocijarán por su nacimiento, porque él será grande delante del Señor. No beberá vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre, y hará volver a muchos de los israelitas al Señor su Dios. Él irá delante del Señor en el espíritu y poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos , y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto». Entonces Zacarías dijo al ángel: «¿Cómo podré saber esto? Porque yo soy anciano y mi mujer es de edad avanzada». El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas. Así que te quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que todo esto acontezca, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo». El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaba de su tardanza en el templo. Pero cuando salió, no podía hablarles, y se dieron cuenta de que había visto una visión en el templo. Él les hablaba por señas y permanecía mudo. Cuando se cumplieron los días de su servicio sacerdotal, regresó a su casa. Después de estos días, Elisabet su mujer concibió, y se recluyó por cinco meses, diciendo: «Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirar me para quitar mi afrenta entre los hombres».

 

Antes de hablarnos acerca de Jesús (el protagonista principal del Evangelio) Lucas nos cuenta acerca de Juan el Bautista y su nacimiento milagroso.

Este niño nace en el hogar de dos ancianos (que por mucho tiempo habían orado por un hijo y no habían recibido esa petición). Su padre, Zacarías, era sacerdote y es cumpliendo su oficio que recibe el anuncio del hijo tan deseado y que seguramente a esa altura de su vida se había resignado a no tener.

Nos gustaría observar algunos detalles para pensar en lo que el Señor hizo en la vida de este matrimonio, Zacarías y Elizabet.

La vida de ambos: Se nos señala que ambos eran fieles al Señor, obedientes a Su Palabra. Aunque humanos y pecadores como cualquiera de nosotros, la familia en la que nace el profeta que anunciará y preparará la venida del Mesías, es una familia devota. A pesar de que no habían sido aún padres (y pensaban que eso era ya imposible) seguían sirviendo a Dios con fidelidad.

La soberanía del Señor: Dios elige, para enviar al que va a preparar el camino del Señor, una familia que ya no puede tener hijos. Dios hace evidente que Él es el autor de todo esto, sin lugar a dudas. Detrás de cada detalle está la mano del Señor. Y Él mismo anuncia lo que va a hacer a través de este niño.

La reacción de Zacarías: A pesar de que Zacarías había orado por un hijo, y soñado con ello, las circunstancias únicas hacen que él experimente temor e incredulidad. La señal y consecuencia de esto es la mudez de Zacarías. A veces es difícil entender los planes del Señor, y confiar en que lo que Él hace es lo mejor.

 

PARA PENSAR: Cuando estamos atravesando situaciones difíciles de entender, en que el propósito de Dios no es tan claro, ¿nos recordamos a nosotros mismos que Él es soberano? ¿Pensamos en que somos parte de un plan mayor, que nos trasciende?

Sebastian Winkler (211)

Sebastián Winkler. Discípulo de Jesús, esposo de Karina y papá de Julia y Emilia. Profesor de Lengua y Literatura. Estudia la diplomatura en Biblia y Teología en el Instituo de Expositores de Argentina. Sirve en la Iglesia Bíblica Lincoln; colabora en Soldados de Jesucristo y es el autor del blog: engraciaysabiduria.com

Escrito por Sebastian Winkler

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