El retorno de la esperanza

Adán volvió a unirse a su mujer, y ella tuvo un hijo al que llamó Set, porque dijo: «Dios me ha concedido otro hijo en lugar de Abel, al que mató Caín». También Set tuvo un hijo, a quien llamó Enós. Desde entonces se comenzó a invocar el nombre del Señor.

Génesis 4:25-26

¿Alguna vez has pasado por algo que te ha hecho perder completamente la esperanza? Es como si uno perdiera todo lo que pudiera ser un propósito para vivir. Seguro que no resulta fácil.

Bueno, esta es la historia en la que, no una persona, sino la humanidad entera estuvo al borde de perder toda esperanza. De los hijos que habían tenido Adán y Eva, dos de ellos representaba el desarrollo de dos líneas, por así decirlo. Dos linajes.

El de Caín era el linaje de la maldad y la rebeldía, el de Abel, el de la obediencia y la adoración a Dios.

Un día Caín mató a Abel, y esa línea de los que invocaban a Dios desapareció. El mundo comenzó a llenarse de maldad, aparece el primer hombre polígamo, la violencia, la avaricia y el deseo de poder parecían patentarse como el camino que el mundo transitaría sin ninguna otra alternativa.

Pero la historia no podía acabar allí, después de todo es la historia de Dios; así que Adán y Eva volvieron a concebir a un nuevo hijo, Set fue su nombre, significa, uno que es concedido o regalado; uno que aparece cuando nadie lo esperaba; él sería el regreso de la esperanza.

Aquella línea de los que invocaban a Dios que había estado difusa por un tiempo, ahora volvía a aparecer, esta vez para marcar con más fuerza el camino de los que no andarían en pos de la maldad sino de la justicia y la verdad.

Pero esta es solo una recreación a pequeña escala de una línea más pronunciada, una que marcaría un camino más claro y derecho; Set es un grito anticipado de Jesús, quien también vino como un regalo, como uno que nos fue concedido, y no solo para invitar a los hombres a Adorar a Dios sino para hacerlos verdaderos adoradores.

Él es el verdadero Set, el verdadero camino hacia Dios, a él mismo es a quien ahora invocamos, él es nuestro único y suficiente salvador, el regreso definitivo de nuestra esperanza.

• Para meditar y profundizar : Isaías 9:6-7