No tengas a tu sierva por mujer indigna; porque hasta ahora he orado a causa de mi gran congoja y aflicción.
(1 Sam 1:16)
Usualmente cuando somos afectados por el pecado de otros o por alguna circunstancia ajena a nosotros, reaccionamos con amargura, resentimiento y hasta deseos de venganza. Pero, ¿Cómo espera Dios que respondamos?
Ana es quien pronuncia estas palabras. Ella estaba siendo afligida por la impotencia de no tener hijos y también por las afrentas y burlas que otra mujer traía contra ella. No era algo de días o semanas; año tras año era afligida por la misma razón trayendo un desánimo profundo a su alma.
Todo esto pudo haber cargado de enojo el corazón de Ana; sin embargo, contrario a eso, ella respondió orando al Señor, rogando con lágrimas, ella llevó su carga a Dios.
¿No es cierto que muchas veces las aflicciones en lugar de acercarnos a Dios nos alejan de él? En situaciones de desánimo perdemos el deseo de orar o por cualquier práctica espiritual. Nos encerramos en nosotros mismos esperando a que la aflicción nos consuma o tal vez desaparezca por arte de magia.
¿A quién más iremos? ¿Dónde más encontraremos socorro en medio de la aflicción? ¿Quién más podrá vindicar nuestra causa? No hay otro; el adiós Soberano que hace todas las cosas según el designio de su voluntad.
¡Bendito sea el por los siglos!
Pastor y plantador de iglesias en Santa Marta, Colombia, es Licenciado en Artes y Estudios Teológicos del Miami International Seminary (MINTS). Sirve como Director Editorial de Soldados de Jesucristo y como director de la fundación de Estudios Bíblicos Alfa y Omega. Jacobis además es miembro fundador de la Red de iglesias Bíblicas del Caribe Colombiano. Está casado con Keila y es padre De Santiago y Jacobo.