La oración y el poder de Dios

Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.

(2 Cro 20:3)

A comienzos del año 2000, las tribus Acholi, en Uguanda del norte, comenzaron a ser azotadas por el despiadado Ejercito de Josef Koni, el LRA. Cientos de niños estaban siendo secuestrados y puestos al servicio de los rebeldes. Sin embargo, la respuesta del pueblo, influenciado mayormente por creyentes, no fue otra que orar. La búsqueda intensa del Señor en oración y quebranto, logró que el ejército gradualmente fuera reducido y que buena parte de los niños secuestrados pudieran quedar en libertad.

De la misma manera que en los tiempos de Josafat, siendo asfixiado Israel por el gran ejército moabita, la respuesta no estuvo en la fuerza de los hombres y los caballos, sino en la oración. Dios confundió el ejército enemigo, ellos mismos se aniquilaron y su pueblo no disparó ni una sola arma, sólo cantó alabanzas en pleno campo de guerra.

En muchas ocasiones Dios usa medios no convencionales para obrar en nuestro favor. Nuestra tendencia es siempre resolver las cosas a la manera en que a nosotros nos parece más coherente, pero deja claro las Escrituras, que Dios sigue obrando a favor de sus hijos a través de la oración.

Nuestros temores y miedos deben descansar en una confianza inquebrantable en nuestro Señor. Él es fiel y siempre tendrá para nosotros la mejor salida. Nuestros caminos no son los suyos y no hay nada mejor que podamos hacer hoy, cualquiera sea la circunstancia que enfrentemos, que orar.