El día que Jesús cantó

Después de cantar un himno, salieron para el monte de los Olivos.

Marcos 14:26

Este es un pasaje bellísimo, solo puedo pensar en cómo era la voz del Señor, cómo Él también entregó su alma al cantar; no se a ti, pero este pasaje me enternece.

Sin embargo, no es todo lo que se ve en el pasaje. De hecho, los hechos que lo rodean no son los más agradables. Jesús acaba de despedir a uno de los discípulos que lo iba a vender, está a punto de anunciar que todos sus discípulos le abandonarán, está comenzando el camino hacia la tortura de su alma en el huerto de Getsemaní y sabe además que no pasarán sino horas para que su cuerpo sea colgado en la cruz; con todo y eso, el Señor está cantando.

Esto es un pasaje que nos anima a nosotros a considerar la adoración a Dios como algo que no depende de las circunstancias. Algunas personas solo cantan cuando están Felices, pero aquí vemos a Jesús cantando con todo el viento en contra.

Cantar es liberador dicen algunos, pero cuando cantamos al Dios de los cielos es un verdadero acto de adoración; es una manera de poner en sus manos nuestras cargas, de descansar. Gran parte de la biblia de hecho son cánticos, los salmos son un enorme cancionero para cada momento y emoción; Cuando cantamos al Señor encontramos deleite en él, Dios nos dio el canto como una bendición.

Oh, pero tal vez estás diciendo que eso no es lo tuyo, que no tienes una buena voz; pero espera un momento, no estoy hablando de un concierto, o alguna grabación de un sencillo musical; no, estoy hablando de un alma derramada, de un corazón que entona, esas melodías son perfectas porque son para un padre amoroso, son como los primeros balbuceos de un recién nacido a su madre, no son ni siquiera palabras, pero para ella son el más hermoso poema porque ama a su hijo; así se ve la adoración de pecadores redimidos, a veces imperfecta, pero son de un hijo amado por un Padre perfecto.

¿Qué esperas? Canta al Señor, entona salmos, himnos y cánticos espirituales, canta a tu Señor.