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Estudios Bíblicos

El obrero es digno de su salario

todayfebrero 12, 2019 3867 1

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Introducción

 Una de los problemas más grandes que pasan los siervos de Dios hoy en el ministerio, por lo menos en las montañas y valles donde me a tocado ministrar a pastores, es el no ser recompensado por sus iglesias por la labor que desempeñan en medio en ellas. Día a día, es más común que las iglesias dejen de proveer para sus pastores, el sustento que necesitan para sobrevivir con su familia. Esta situación muchas veces es creada por un desconocimiento de la Palabra de Dios, por una mala interpretación o desobediencia a la misma. En este estudio, trataremos de explicar, porque sostenemos que “el obrero es digno de su salario”. Para ello estaremos estudiando en la Biblia lo que Dios dice al respecto, tanto en el Antiguo (AT) como en el Nuevo Testamento (NT).

El obrero en el Antiguo Testamento

  1. Trato hacia los obreros comunes y animales

Es notorio ver que Dios es el más preocupado que el obrero reciba el pago justo por su labor. La palabra obrero en las escrituras hace referencia a una persona que trabaja, labora o hace alguna actividad para otro y que por ello recibe una paga. Cuando Dios dicta algunos requerimientos con respecto al trato que los obreros deberían de tener, pide que no se les trate mal, que se les pague a tiempo, tanto a los obreros israelíes a como los extranjeros que vivían entre ellos. (Lv 19:13, 24:14,15). Es importante reconocer que esta disposición de Dios para con el trabajador, alcanzaba también a los animales que desempeñaban alguna labor. Dios ordena que a los animales que eran usados para trillar el grano, no se les debiera de poner bozal. Los judíos entendían que este buey también era digno de recibir una paga por su servicio, de tal modo que, al no tener un bozal al trillar, podía detenerse cuando él tuviera hambre y comer del fruto que estaba en los campos. (De 25:4).

  1. Trato hacia los obreros en el servicio a Dios.

Por otro lado, existía otra categoría de obreros en el pueblo judío, los que prestaban servicio a Dios en el tabernáculo y años después en el templo. Los dos grupos existentes eran los Sacerdotes, grupo pequeño en comparación con los Levitas. Ambos servían, prestaban un servicio al pueblo de Dios y además tenían necesidades comunes a todos los hombres. Sin embargo, ellos servían tiempo completo a Dios a no ser por alguna circunstancia especial. Pero la pregunta es, ¿Cómo sobrevivían ellos? Pues vemos que Dios, dignifico su labor estableciendo implícitamente que ellos eran dignos de lo que estaban realizando. Los levitas fueron escogidos para ministrar en el tabernáculo desde su construcción (Ex 38:21) también lo cuidaban, desmantelaban, transportaban y volvían a armarlo cuando Dios les daba a entender que en ese lugar deberían de reposar (Nm. 1.47–54) también, fueron porteros en el templo, maestros de ley, músicos entre otros. Sin embargo, no tenían heredad, como las demás tribus. Entonces la pregunta seria, ¿Cómo vivían los levitas? Esto era resuelto ya que Dios mismo había establecido que el pueblo judío debería entregar un diezmo a los levitas y así ellos podían sobrevivir (Nm. 8:18; 18:23–24) Dios también les proveyó un lugar donde deberían de vivir, si bien no tenían tierra, pero si tenían ciudades donde moraban con sus familias (Nm 35.1–8; Jos. 21:3–42). Era tan importante el cumplir con esta asignación, ya que de este diezmo que ellos recibían, deberían de dar también el diezmo para los sacerdotes (Neh 10.37, 38). Así notamos que Dios se preocupó por el sustento y vivienda de los levitas y a la vez los llamaba a suplir para sus hermanos los sacerdotes, que también eran dignos de su salario.

Por otro lado, los sacerdotes que eran levitas, de la descendencia de Aarón en específico, Dios les había llamado para ministrar en el tabernáculo y después en el templo. Ellos estaban encargados de comunicar la Palabra de Dios, realizar todos los ritos, de mantener la comunicación con Dios, de tomar decisiones importantes por medio del Urim y Tumin (Dt 33.8; 1 S 28.6). En sí, su función era más alta que la de los levitas. Tanto ellos como los levitas, servían por turnos, no tenían heredad, sin embargo, también notamos que Dios estableció que el pueblo debería de suplir para sus necesidades. Dios suplía para los sacerdotes por medio de su pueblo. Las ofrendas, primicia del campo y de los rebaños, ciertas partes del sacrificio, del pan de la proposición y una parte del diezmo estaban designadas para la manutención de los sacerdotes (Éx 13.12, 13; De 18:1; Nm 18.12–19; Nm 18.26–28) todo esto le comunicaba al pueblo, que tanto los levitas como los sacerdotes, eran dignos de su salario.

El obrero en el Nuevo Testamento

  1. Las enseñanzas de Jesús respecto al obrero

Una de las enseñanzas más importantes que tenemos con respecto al tema, lo recibimos de Jesús. Realmente él es el primero que expresa abiertamente que aquel que sirve al Señor debe de ser recompensado. Vemos que, caminando con sus discípulos, les hace ver al pasar frente a una multitud, que la mies era mucha pero que había pocos obreros para tan gran labor (Mt 9:37-38). Es inmediatamente después de esta afirmación que elige a los 12 apóstoles, los comisiona para que fueran por los pueblos aledaños a predicar que el reino de Dios se había acercado. Debían dar mucho servicio al pueblo que ministraban (Mt 10:5-8) sin embargo les hace ver que no deben de preocuparse por sus necesidades básicas, instruyéndoles que no deberían de llevar nada para dicha misión (Mt 10:9-10). La base se está instrucción es sencilla, él les hace ver que el obrero era digno de su salario (Mt 10:10; Lucas 10:5). Jesús asumía que los judíos entendían esto, ya que lo habían aprendido por mucho tiempo. El pueblo, a través del mensaje, los milagros, las sanidades y demás ministerios que hacían, entenderían que eran enviados de Dios y que eran dignos de que se les suplirá para sus necesidades básicas. Así notamos, que Jesús enseño que el obrero era digno de su salario y mandaba a orar por que Dios enviara más a los campos.

  1. Las enseñanzas de Pablo a los Corintios

El apóstol Pablo defendiendo su ministerio y derecho ante la iglesia más desordenada del NT,

les escribe dándoles instrucciones con respecto al cuidado que deberían de tener con los que sirven en el ministerio. Pablo comienza razonando como hombre y les trae la imagen de tres obreros, la del soldado, el labrador y en pastor, para hacerles ver que estos hombres que servían en labores menos importantes que la de ministrar el evangelio eran dignos de su salario (1 Co 9:3-8). También Pablo apela a las Escrituras (1 Co 9:8) para hacerles ver que el que trabaja es digno, haciendo alusión a los que trabajan en las cosas sagradas. Así mismo, hace ver que el que trabaja debe de esperar una paga (1 Co 9:10) Además les recuerda que el mismo Señor Jesús había ordenado que el que predicaba el evangelio viviera de Él. (1 Co 9:9-14). También es importante ver que Pablo no uso de este derecho (1 Co 9:15) pero si estableció claramente que era menester de la iglesia el cumplirlo por las razones explicadas.

  1. Las enseñanzas de Pablo a Timoteo

Pablo ya en sus últimos días y buscando como dejar instrucciones a Timoteo para el buen funcionamiento de las iglesias, tanto en su misión, así como liderazgo, nos enseña otra parte importante sobre el cuidado que la iglesia debe de tener como respecto a los que ministran. Después de dar instrucciones de quien debería de ser un anciano, Pablo le expresa a Timoteo, con miras de que este le comunique a la iglesia y además que vele por que se cumpla, que el obrero es digno de su salario. (1 Tim 5:17-18) Pablo apela nuevamente a las Escrituras, es notable observar que este pasaje tiene un alto valor en cuanto a la inspiración de ambos Testamentos. Acá usa una cita del AT (De 25:4) y la dicha por Jesucristo (Mt 10:10; Lc 10:7) para hacerles ver que, por autoridad de las Escrituras, tanto de la ley y Jesús ellos deberían de cumplir con las personas que estaban sirviendo entre ellos, y en específico con los ancianos. También hace ver que los ancianos, que trabajaban en la predicación y además en la enseñanza deberían de ser tratados con doble honor o paga (1 Ti 5:17)

Conclusión

A como hemos visto en este estudio, Dios ha establecido que el obrero es digno de su salario. Desde los obreros ordinarios, pasando por los Levitas, Sacerdotes en el AT, así como los misioneros enviados por Jesús, los apóstoles y los ancianos en el NT, eran dignos de su salario. Vemos que siempre que se enseña esta verdad, se apela a las Escrituras, por lo que ninguna Iglesia puede obviar su responsabilidad para con aquellos que sirven de tiempo completo en la obra de Dios. También no debemos de olvidar que no se puede cumplir con este mandato, solamente cuando el obrero no usa de este privilegio (1 Co 9:15) o si el obrero no está cumpliendo con sus funciones (Mt 10:5-8; 1 Tim 5:17; 2 Ti 2:15; 2 Pe 5:2-4). Fuera de esto, el obrero es digno de recibir compensación y la iglesia tiene la responsabilidad de suplir lo que el siervo de Dios necesite, según sus posibilidades.

Termino diciendo, que el siervo de Dios ha sido llamado a servir al pueblo, no a enriquecerse por medio del pueblo. La idea de sostener al pastor de la iglesia radica en que hace un servicio digno y que ese llamado no debe de ser usado por los lideres como un medio para hacerse ricos y dejar a un lado el sagrado llamado de servir no por ganancias deshonestas

Jaime Blandón Olivera (99)

Jaime Blandón es oriundo de Nicaragua, misionero plantador de iglesias. Casado con Jacqueline Guzmán, con quien a procreado dos hijos: Jaimeline (12) James (11).
Actualmente se desempeña como Director de 516 Now Inc. Posee una licenciatura en Estudios Bíblicos del Rio Grande Bible Institute, MBA en Dirección y Administración de Empresas con énfasis en desarrollo de Proyectos del EUDE . Master en Ministerio Pastoral del Midwestern Baptist Theological Seminary.

Es uno de los fundadores de Radio Stereo Resurrección.

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Escrito por Jaime Blandón Olivera

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